Todo lo que puedes soportar

Sujeto a tu mano con miedo a dejarte escapar acabo sintiéndome como un niño con la necesidad imperiosa de escuchar "vete" antes de calcular mi próximo movimiento.

Puede que todos nos sintamos así a veces, pero cuando eres el anfitrión de la mano sujetada, la situación se vuelve extraña; no incómoda, pero dolorosamente atípica.

Nadie está preparado para soportar la carga de dos vidas, y es por eso que disfrutamos divulgamos sufrimiento para encontrar a alguien que sujete nuestra espalda mientras caminamos.

Curiosamente, existen seres que insisten (vete tú a saber por qué) en mantener su propia carga al completo como si de un alfiler se tratara.

Sinceramente, nunca me ha parecido sana la filosofía de "el dolor purifica", así que dejo un mensaje para todo aquel que esconde un libro en su cabeza:

El mundo es benigno, solo tienes que encontrar a las personas adecuadas para mirarlo.
Y las espaldas se rompen.

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